La Ardilla Voladora







La ardilla voladora (Pteromys volans) es de la misma familia que la ardilla común, y se encuentra en bosques del norte de Europa y en toda Siberia hasta el Extremo Oriente.
Mide unos 14 centímetros de largo y tiene el pelaje marrón. Su cuerpo está bordeado lateralmente por un pliegue de piel cubierta de pelo, localizado entre los dos pares de miembros, que puede extenderse como si fuese un paracaídas, permitiendo planear hasta 35 metros. Su cola tiene forma de pluma, lo que le ayuda a la hora de volar.
Se alimenta sobre todo de frutas, brotes, hojas, setas y bayas, aunque en ocasiones también de insectos.
Se esconde en las grietas de las rocas, en los huecos de los árboles y en los nidos de los pájaros carpinteros. En estos escondrijos acumulan reservas de alimento para el invierno, y las consumen durante los días más duros en los que no pueden salir de sus refugios.
Las ardillas voladoras son difíciles de ver porque hacen vida nocturna, aparte de ser muy sigilosas y tímidas.
Pueden llegar a vivir hasta 15 años y su principal enfermedad es la falta de calcio, porque sus huesos son muy ligeros para poder volar. Además, al ser nocturnas no se exponen a la luz del sol, fundamental para que su organismo genere las sustancias necesarias para la absorción del calcio.

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